Lorena Bustos es arquitecta de profesión y su pasión hacia la cerámica comenzó como una forma de aliviar el estrés durante sus estudios. "En un período de mucho estrés, encontré este hobby de trabajar con el barro. Me permitió conectarme conmigo misma y desconectar de las presiones académicas", comentó Lorena.
Al principio, ella creaba piezas de cerámica solo para sí misma, con el paso del tiempo sus amigos y familiares comenzaron a pedirle sus creaciones. “Cuando la pandemia llegó y todos estábamos atrapados en casa, decidí reabrir la cuenta de Instagram de Cruden para vender mis piezas”, explicó.
El emprendimiento de Lorena comenzó a crecer de manera sorprendente. "Empezaron a aparecer pedidos uno tras otro, y los seguidores en Instagram aumentaron. Me capacité y comencé a brindar talleres", dijo la arquitecta. Actualmente, Cruden Cerámica tiene 72 alumnos regulares por mes, y la lista de espera sigue creciendo.
Lorena Bustos compartió su pasión por la cerámica y la técnica que utiliza en sus talleres. Trabaja principalmente con arcilla, que es modelada y luego cocida en hornos especiales a altas temperaturas. Posteriormente, aplica esmaltes y otros acabados antes de la cocción final. "Cada diseño es único, y mis alumnos tienen la oportunidad de crear piezas que sean verdaderamente personales y únicas", comentó Lorena.
Cuando se le preguntó sobre el mayor aprendizaje que ha obtenido de su emprendimiento, Lorena destacó la importancia de adaptarse constantemente al cambio. "Desde el inicio de la pandemia, aprendí a adaptarme a las nuevas circunstancias y a mantener a mi público interesado y comprometido", explicó.
Finalmente, Lorena compartió lo que más disfruta de emprender: "Lo mejor de emprender es tener la libertad de gestionar tus propios tiempos y la oportunidad de crear algo único. Es una sensación increíble ver cómo las personas encuentran valor en lo que haces".
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