La inspiración detrás de este emprendimiento proviene de la nostalgia y el deseo de mantener viva la tradición de confeccionar prendas que evocan la niñez y el cariño de la familia. María Lucrecia compartió anécdotas sobre cómo solía vestir a su hija con prendas hechas por su abuela, piezas que habían sido pasadas de generación en generación. "En el año 2017 nació mi hija y, buscando cosas en casa, encontré algunas prendas de cómo nos vestían”, menciona la emprendedora.

El camino hacia la creación de este emprendimiento no fue fácil, especialmente con la llegada de la pandemia. Durante esos días de aislamiento, junto a su mamá, María Laura Iriarte, quien además es su socia; comenzaron a confeccionar prendas y accesorios. Lo que inició como una idea, pronto se convirtió en un exitoso proyecto que fue ganando reconocimiento a través de las redes sociales.

Uno de los desafíos más grandes que enfrentaron durante la pandemia fue la adquisición de materiales y la dificultad de presentar sus productos a nuevos clientes debido a las restricciones. Sin embargo, su pasión y dedicación les permitieron superar estas adversidades y seguir creciendo.

María Lucrecia y su mamá se enorgullecen de diseñar y crear cada prenda a mano, y esta tradición se ha convertido en un legado familiar que traspasa generaciones.  En la actualidad, están diseñando su nueva colección de primavera-verano, que incluye la producción de mallas para niños.

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